Pela la cantidad de dientes de ajo que gustes y dispónlos en una bolsa hermética. Agrega un poco de sal de mar y con la bolsa cerrada machaca el ajo con un mortero o el mango de algún objeto que permita usarlo a modo de martillo, luego con el uslero repasa los ajos machacados hasta formar una pasta uniforme. Lo puedes almacenar hasta 2 semanas, refrigerando la pasta en un frasco de vidrio con un poco de aceite vegetal o de oliva.