Lo ideal es siempre limpiar la parrilla después de utilizarla. Una manera fácil de limpiarla antes de prenderla es hacer una bola de papel de aluminio del tamaño de una pelota de tenis y frotarla contra la rejilla para sacar los restos pegados. Luego y con mucha precaución para no quemarte, friega una mitad de limón por la parrilla prendida caliente.